viernes, 5 de noviembre de 2010

“ENERGÍA VIVA QUE PUEDE PLANTAR EN SU VIDA”

Rubén García Sarmiento, que tomo su apellido Darío del apodo con que se conocía a su padre, nicaragüense, uno de los grandes poetas hispanoamericanos de todos los tiempos, revolucionó con su poesía el ritmo del verso castellano.
Rubén Darío participó con, o fue el líder de, muchos movimientos literarios en Chile, España, Argentina, y Nicaragua. El movimiento modernista era una recopilación de tres movimientos de Europa:
 Romanticismo
 Simbolismo
 Parnasianismo
Estas ideas expresan pasión, arte visual, y armonías y ritmos como música.
Darío fue un genio de este movimiento; su estilo es exótico y muy colorado, sus poemas especialmente contienen todos estos sentimientos.  En sus poemas  hay mucha evidencia de pasión y emociones fuertes podemos mencionar:
*      La canción de la noche en el mar
*      Lo Fatal
 Pronto muchos literarios comenzaron a usar su estilo en una forma muy elegante,  y cuidadosa, usando su estilo y sus palabras para hacer música con la poesía.
Su talento fue reconocido y por eso empezó a escribir más y mejor.
Luego, viajó a España donde sucumbió a mucha influencia de Europa, una influencia muy liberal. Sus ideas nuevas fueron reflejadas en su poesía de romanticismo y amor. En 1888 publicó la primera recopilación de sus poemas que se llama Epístolas y poemas
(1885) y después vino Azul que es recordado por su "simbolismo y sus imágenes exóticas.
Otras obras famosas de Rubén Darío son Prosas Profanas y Otros Poemas (1892), los raros (1896), y Cantos de Vida y Esperanza (1905). Probablemente, el poema más famoso de Rubén Darío es "Canción de Otoño en Primavera." Sus sentimientos son expresados en toda su literatura.
Rubén Darío es considerado ser el poeta más importante que escribió en español afuera de la España y es fácilmente unos de los personajes más reverenciados en Nicaragua.
Poemas:
La canción de la noche en el mar

¿Qué barco viene allá?
¿Es un farol o una estrella?
¿Qué barco viene allá?
Es una linterna tan bella
¡y no se sabe adónde va!

¡Es Venus, es Venus la bella!
¿Es un alma o es una estrella?
¿Qué barco viene allá?
Es una linterna tan bella...
¡y no se sabe adónde va!

¡Es Venus, es Venus, es Ella!
Es un fanal y es una estrella
que nos indica el más allá,
y que el Amor sublime sella,
y es tan misteriosa y tan bella,
que ni en la noche deja la huella
¡y no se sabe adónde va!

Lo Fatal



Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...

Elaborado: Roxana Alvarado Acosta

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